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lunes, 17 de octubre de 2016

SINTOMAS PSICOLÓGICOS Y EMOCIONALES ASOCIADOS A LA ESCLEROSIS MÚLTIPLE. EUFORIA vs DISFORIA

Estar bien es algo que desgraciadamente suele pasar desapercibido cuando realmente estamos bien. Y es algo que se empieza a echar en falta cuando se está mal, porque cuando se está mal, es difícil, muy difícil volver a estar bien.

"Es como si no consiguiese estar bien un sólo día, uno solo" "Lo intento, pero es como si un interruptor se encendiese y clic, ¿es que no sé estar bien? Ana G.B.

La Euforia y La Disforia.


En ocasiones la persona se encuentra bajo estados emocionales de "bondad" de positivismo de energía, en definitiva se encuentra bien anímicamente y eso le hace sentirse bien fisicamente aunque haya diferencias de intensidad. Pero este estado a veces es perdurable en el tiempo, y otras veces, es efímero y tan sólo dura lo que dura el despertar.

Es muy común oír que la persona pasa de estados anímicos buenos, positivos a estados anímicos negativos con mucha facilidad, en apenas poco tiempo, varias veces por día o incluso de día a día. A ese baile continuo entre los estados anímicos positivos o eufóricos y negativos o disfóricos, lo conocemos como alteración emocional o estados emocionales inestables ya que no permiten mantener durante un tiempo uno de esos dos estados de forma estable.

De forma que cuando estamos emocionalmente nos encontramos bajo la influecia de este estado emocional tan fluctuante, la persona, en la mayoría de las ocasiones está bajo la influencia de otras variables que habitualmente no detecta, pero que sus familiares y amigos cercanos sí que lo observan como cambios en el carácter o comportamiento de la persona influenciada por este síntoma. 

  1. La baja tolerancia a la frustración. Ahora cosas que antes pasarían desapercibidas en tu vida, comienzan a molestar. Cosas incluso a las que antes no les hubieras dado importancia, ahora si la tienen, y generalmente su influencia sobre ti es negativa.
  2. La Irritabilidad. Consecuencia de la baja tolerancia a la frustración, la persona experimenta un descenso en el control emocional de sus impulsos, es decir, que ahora "salta más que antes, y además salta por cualquier cosa". Lo característico de la irritabilidad es que lleva asociada una justificación unipersonal, es decir la persona en muchas ocasiones intenta justificar su comportamiento en base a hacer entender a los demás que si estuvieran en su situación, también estarían así. Ese componente de la irritabilidad es clave pues realmente nos dice que la persona, incluso por los más cercanos a él o ella, no se siente comprendido, o al menos comprendido como a él o ella le gustaría. La diferencia de la irritabilidad y los estados de Ira, (muy preguntado en consulta) es que el primero, la irritabilidad obedece a un estado de falta control emocional, mientras que el segundo implica que ese control se ha perdido completamente y por tanto la agresión a otros, a sí mismo o proyectada sobre un mueble, objeto etc. puede darse. Existe arrepentimiento inmediato, pero no deja de ser un comportamiento colérico.
  3. La incomprensión. Sentirse incomprendido es muy frecuente, y lo es cuando el estado que se intenta comprender, no es comprendido (y perdonad la redundancia) ni siquiera por uno mismo. De forma que el estado de incomprensión conduce a la persona a creer erróneamente que por sí mismo, sin ayuda de nadie, podrá salir de esto y así podrá demostrar a todos que no necesita de ellas o ellos. 
  4. La simulación o sobreactuación. Ya lo hemos referido en otras ocasiones, pero cuando alguien intenta aparentar que no ocurre nada, es difícil creer que así sea. La lógica más absoluta nos dice que cuando alguien recibe una mala noticia, resultar impactado por la misma, es lo más normal del mundo. Aparentar que no ocurre así, es ya un signo claro de que efectivamente algo sucede. Suele ocurrir que en muchas ocasiones, la sobreactuación tiene la finalidad de evitar la sobreprotección a la que son expuestos las personas afectadas en las primeras fases después del diagnóstico. Pero sobreactuar también implica que la persona llega a sentirse mal, por creer que lo que le está ocurriendo afecta emocionalmente a los que cohabitan con el o ella y claro "está bien que sufra yo, yo me lo como solo, pero que sufran porque yo esté mal, eso no podría soportarlo" De forma que hacer creer, fingir, aparentar estar bien cuando su comportamiento denota lo contrario, es también un signo.
Estas cuatro características explican por qué la persona emocionalmente no puede encontrarse estable ya sea eufóricamente o disfóricamente. La mente de la persona bajo estos estados constantes a los que se ha de exponer diariamente, está ya fatigada antes incluso de arrancar el día. Tanta presión emocional no es buena y acaba pasando factura con estados de ansiedad y crisis de angustia o con estados de estrés emocional negativo, distrés, precipitante por cierto de los brotes. Cuando este estado se cronifica más de lo deseado, la fluctuación emocional entre la euforia y la disforia ha de evaluarse como síntoma depresivo y no como algo aislado.

¿Qué puede hacer la persona familiar ante esta situación?


Una de las frases más repetidas que escucho es que preguntar diariamente ¿cómo estás? cansa, quema e incluso genera el efecto adverso, o efecto indeseado con una repuesta mental como "ya estamos otra vez" que realmente quiere decir, "¿cómo crees que voy a estar, no me ves? jodido" 

Pero resulta que no somos capaces de adivinar las cosas, y que para saber necesitamos preguntar. Sin embargo preguntar siempre lo mismo, puede generar un efecto opuesto a lo que deseamos lograr, no olvidemos que la tolerancia a las frustraciones han cambiado. Por eso en sesiones familiares intentamos cambiar los parámetros que la persona afectada observa como sobreprotectores ((antes no me preguntabas todos los días y ahora sí, eso solo me recuerda que mi situación no es la misma,) interpreta la persona afectada)) con las siguientes estrategias.

  1. No preguntes. Deja que sea la persona afectada la que comunique contigo su estado. Será el o ella quien te haga saber a ti su necesidad y no a la inversa. Esto no te convierte en mala persona o un familiar despreocupado. Nadie te ha enseñado a saber qué hacer en una situación así.
  2. Muestra afecto en lugar de preguntar. La persona afectada y el familiar requieren cercanía, las miradas, los besos, las caricias... han de estar ahí, pero de forma natural. 
  3. Deja tu puerta abierta. Es importante que se sepa, que cuando uno esté preparado, y me refiero a la persona afectada, tú estarás preparada, preparado para escuchar lo que te desee contar. El ritmo lo marca la persona afectada.
  4. No des lecciones. No sirve de nada el discurso de "venga, tienes que... deberías hacer... yo en tu lugar...." ese discurso provoca alejamiento porque la persona afectada contempla que aquello que le pasa, y lo que tú crees que le pasa, son dos cosas diferentes. Es entonces cuando deja de comunicarse emocionalmente, "total si no tienes ni idea"
  5. Si un día ves que la persona afectada está llorando, o seria, o angustiada, déjale que se exprese emocionalmente. No intentes que deje de llorar, o de sentir rabia o miedo o angustia. Lo mejor que puedes hacer es preguntar si puedes ayudarle o si quiere que te quedes con él o ella, pero déjalo que se exprese. Tú solo escucha y muestra empatía emocional. 
  6. No limites anticipadamente su autonomía física ni mental. No facilites las cosas, no hagas las cosas que antes no hacías para ponerle fácil, aparentemente las cosas. Ayuda cuando te pidan ayudan, pero ayudar prematuramente sin que te demanden esa ayuda, puede generar un sentimiento devastador en la persona afectada, el sentimiento de inutilidad. Y no sólo eso facilita la aparición de una nueva representatividad mental, de un nuevo Yo. "he dejado de ser Yo, para ser un enfermo". Aquí siempre recordamos esa frase tan difícil para los familiares "trátale por lo que es tu marido, tu hijo, tu hija, tu madre... y no lo trates como un enfermo, como una enferma" Eso te aleja.

¿Qué impacto tiene sobre el estado anímico que la persona no se sienta sobreprotegida?


Normaliza la situación y normaliza a la persona. Cuando una persona pasa a recibir, sin haber demandado, toda la atención la sobre atención de todos, le hacen sentirse en lugar de arropado, angustiado. El sentimiento de angustia se incrementa con lo que la persona va descubriendo sobre lo que "teóricamente" puede sucederle, y pasa de sentir apoyo a sentir miedo. Ese miedo además se hace especialmente intenso cuando parte de él se basa en el sentimiento de culpa que experimentan porque los demás, hayan dejado lo que hacían, estén mal, por lo que a la persona afectada le está ocurriendo, (siguo siendo el mismo, pero no, ellos creen que no puedo), irritabilidad.

¿Cómo ha de actuar el familiar cercano?


La persona afectada ha de intentar reconocer los estados emocionales sin establecer causas aparentes, es decir, es bueno saber lo que pasa, y no es tan bueno poner causas a lo que pasa. La mayoría de las causas que las personas afectadas tiene o exponen para explicar lo que les está ocurriendo a nivel emocional, son justificaciones, es decir pensamientos que se elaboran para descargar emocionalmente la angustia ante la evidente realidad. No estoy bien, o tan bien como quisiera. Por cierto, no estar bien cuando nos han diagnosticado algo como la esclerosis múltiple es lo más normal del mundo. Lo no normal sería estar perfectamente. Y aclaro que estar mal emocionalmente, no es estar mal de la cabeza.

La persona familiar que cohabita con la persona afectada ha de darle tiempo para reacionar. El error más común de los familiares, es dar por supuesto algo, sin preguntar. El segundo error más frecuente es preguntar contínuamente por no fiarse de la respuesta de la persona afectada. Y el tercer error consiste en dar por sabido el entresijo emocional y mental que tiene la persona afectada (yo sé lo que le pasa, yo le digo, sal, pero el prefiere ... o está así desde que....) El familiar sólo podrá acceder a las inquietudes emocionales que la persona afectada tenga por estar afectado de esclerosis múltiple cuando la persona afectada esté preparada. Lo que ocurre es que la persona afectada a veces (y por error también) acaba creyendo que sus familiares, amigos más íntimos, aún no están preparados.

De forma que, el impacto emocional que sufre la persona afectada en otra dimensión y con intensidad muy parecida, lo sufre el familiar. 
Uno, la persona afectada percibe esa influencia en su familiar, y el otro, la persona afectada concluye que su familiar afectado no está bien del todo. La paradoja es que los dos intentan disimular, fingir, y aparentar que no pasa nada.

Y esta es la causa definitiva de que emocionalmetne tengamos estados fluctuantes entre la euforia y la disforia emocional.


Espero haberme explicado con claridad, porque no es lo mismo escribirlo que contarlo.







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Autor del Blog y de la entrada
Psicólogo General Sanitario
NICA 24045 Nº Col AO 04033.
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